Retiro de Yoga, Claridad y Paz Interior 1 al 3 de marzo

Un retiro para que entres en ti y te abras a la claridad de tu mente y a la Paz de tu Corazón.

BLOG

Profesor Jordis Prunès, yoga en palma de mallorca

Cómo ir del miedo al Amor

Aunque en la mayoría de mis artículos, excepto los que se refieren más a las formas o técnicas yóguicas, están más o menos explícitamente dirigidos a lo que dice el título de este, miraré de abordarlo de nuevo, quizá de una forma más práctica. Nunca está de más. De hecho, hace falta hablarlo muchas veces y de diversas maneras, para que, con el tiempo y sobre todo con la práctica, claro, vaya calando y se vaya aplicando cada vez más al ver los resultados. 

Si nos damos cuenta de que son los pensamientos los que generan sentimientos, emociones, conductas y reacciones fisiológicas dolorosas, podremos dirigir nuestra práctica hacia una labor de autoobservación. Ir desarrollando una atención tranquila y relajada hacia un@ mism@, para detectar aquellos pensamientos que no nos hacen nada bien, que alimentamos sin darnos cuenta y que, de hecho, nos hacen sufrir. Si queremos ir del miedo al amor, del conflicto a la paz, en algún momento tendremos que empezar a cuestionar nuestras creencias erróneas que son las que nos producen malestar, falta de paz y, en definitiva, sufrimiento.     

Como recordarás o te sonará al menos, si has estado leyendo mis artículos, nuestra mente está dividida. En el artículo que publiqué el 20 de septiembre titulado “¿qué es el ego?” hablé de ello, así como en otros artículos. Al estar identificados con lo que no somos, un cuerpo (el yo físico y psicológico), funcionamos con el sistema de pensamiento del ego, basado en la creencia en que estamos separados, en la culpa inconsciente, el miedo, el ataque y la defensa. Para pasar de este, al sistema de pensamiento del Ser Verdadero, del Amor, primero es necesario que nos demos cuenta de que ambos están en cada un@ de tod@s nosotr@s, en la mente, y de que, por tanto, hay otra parte de la mente que está capacitada para elegir entre uno o el otro.  

Lo que ocurre es que, si estamos operando con el sistema de pensamiento del ego, nos demos cuenta o no, es por algo, claro. Por supuesto, mientras estamos ahí, como todos en principio, al menos la gran mayoría del tiempo, es porque creemos que es lo que nos conviene. 

Lo que todos querríamos, es estar mejor, supuestamente, libres de cargas o bloqueos emocionales, sentirnos libres, fuertes, flexibles, autónomos, con la mente clara, pero claro, manteniendo nuestro sistema de creencias intacto, o cambiándolo lo menos posible, pues es lo que creemos que nos define y nos protege, jeje.  

“¡Sí hombre, con todo lo que me ha costado construirme un ego sólido, a lo largo de toda mi vida, mejor o peor, pero con lo que me ha costado llegar a ser lo que soy (parezca gustarme más o menos -no importa- esa imagen que me he creado de mí mism@) y ahora me lo voy a cargar de un plumazo, jajaja, estás tú bueno!”, nos decimos internamente ante cualquier sospecha de que algo pueda hacer peligrar ese “yo” tan preciado y al cual nos aferramos contra viento y marea, tan arraigadamente. 

Si no vemos, aunque sea levemente, esa parte de nuestra mente (ego) que nos dice eso, no vamos a poder deshacerlo y nos boicoteará constantemente y ni siquiera nos daremos cuenta de ello. No nos querremos dar cuenta de ello y proyectaremos la razón de nuestro malestar o disgusto en cualquier persona, colectivo o situación externa (artículo de “La negación y la proyección”).  

Todo eso es muy normal, de hecho, es lo más normal del mundo, y hasta que, de alguna manera, no estemos dispuest@s a verlo, no lo podremos ir deshaciendo. Además, antes, un@ tiene que darse cuenta de que ese sistema de pensamiento ya no le satisface. Hasta que no nos cansemos verdaderamente de este sistema de pensamiento, dándonos cuenta de hacia dónde nos lleva, no habrá manera de que empecemos a decidir soltarlo.  

De hecho, aunque el ego está fuera del espacio-tiempo, en esta vida, antes de empezar a cuestionarse deshacer el ego, hace falta justamente haberse construido uno bien definido, como persona. Haber logrado de alguna manera un lugar en el mundo, un cierto reconocimiento, unos estudios, un trabajo, una familia, aficiones, pasiones… Es decir, haber llegado a lograr cosas en la vida, de alguna manera, haber pasado por muchas etapas y situaciones, tener una cierta experiencia en la vida, para darse cuenta de que aquello que pensabas que te haría feliz, en realidad no lo hace. Por eso, aunque siempre hay excepciones, normalmente hasta que no se tiene una cierta edad, un@ para nada se plantea seriamente estas cosas. Estamos interesad@s en las cosas del mundo, donde creemos todavía que hay algo que obtener. 

La manera de empezar a soltar el sistema de pensamiento del ego, como decía antes, es paradójicamente, observarlo sin juzgarlo y sin juzgarnos por tener estos pensamientos. De hecho, el ego no es el problema. El único problema es tomárselo en serio, ese es su propio juego, su alimento, el juicio. En la medida que lo intentamos cambiar, resulta peor todavía, a la larga tod@s podemos reconocer que eso no funciona. Intentar cambiarlo, a la fuerza o con las estrategias que quieras, tal como negarlo, es darle más realidad todavía. Es una forma de darle más fuerza, tal como justificarlo o ser evasivamente indulgente con estos pensamientos egóicos. Y siempre empezando primero, naturalmente, por los pensamientos que nos damos cuenta que no nos hacen bien. 

Como dice mi amigo José Luis Gil Monteagudo: “Todo esfuerzo debe ir dirigido a una amable vigilancia de la mente para detectar cualquier pensamiento al que le hemos dado el poder de hacernos daño. Y dejarlo caer en la nada de donde surgió.” 

Hace tiempo que quiero hablar de la percepción, en un artículo. Un punto clave y crucial para poder abordar con éxito el ver las cosas de una manera o de otra. Y aunque también he hablado de ello en alguna ocasión, creo que lo abordaré más concretamente. 

En necesario darnos cuenta de que las situaciones y lo que ocurre, a menudo no lo podemos cambiar, pero lo que sí podemos cambiar es la interpretación que le damos, la forma en que decidimos tomarnos lo que ocurre o parece ocurrir. La forma de ver. Y eso es lo que marca la diferencia real, lo que hace que experimentemos la paz o la falta de ella. 

Como dice José Luis también, “nos vamos dando cuenta de que, aunque en el nivel del cuerpo y el mundo tenemos múltiples limitaciones, en el nivel de la mente tenemos la capacidad para manejar a voluntad el 100% de pensamientos y sentimientos.” 

El hecho de tener en cuenta que todo el mundo tenemos una mente con un sistema de pensamiento dirigido por el ego y otro sistema de pensamiento dirigido por nuestro Ser verdadero y otra parte de la mente que puede elegir entre uno o el otro, nos hace darnos cuenta de que, en el contenido, en la mente, todos somos iguales. Aunque en la forma y en la personalidad, cultura, raza, credos y creencias podamos ser muy diferentes. Si hacemos de las diferencias algo tan real y mantenemos esa creencia en la separación, no podremos sentir el Amor, que todo lo incluye y no excluye a nada ni a nadie. No es posible atacar aquello que sientes realmente como tu igual. Recuerda o revisa, si quieres, el artículo de “Los tres pasos del verdadero perdón”. 

Feliz viaje interior compañer@ 

Namaste 

Profesor Jordi Prunés, yoga en palma de mallorca

¡Hola!

Si quieres pertenecer a mi lista de difusión, para recibir contenido de calidad gratuito que publico todos los lunes por WhatsApp, dale click al botón de abajo para confirmarme y decirme tu nombre y apellido. ¡Gracias!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
Hola, Si necesitas ayuda puedes escribir
Hola
Aqui estoy si quieres saber algo