Una inspiración

Ahora me siento inspirado para abrir mi corazón. O quizá es mejor empezar por el principio. Me he sentido bloqueado durante casi todo el día y he decidido entregarme y abrir mi corazón y entonces me he sentido inspirado. Suficiente para comunicarte que me gustaría decirte que, a pesar de todo lo que creamos que puedan ser nuestras dificultades en nuestra vida, siempre hay una forma de percibir diferente, que nos permite elevarnos por encima de lo que parece ocurrir. Te aseguro, ya que lo he comprobado, que las cosas no son lo que parecen, sino que son el significado que le damos. Y ese significado se puede cambiar. Si tienes un pensamiento que te hace sufrir, tú puedes cambiar ese pensamiento. 

Por ejemplo, si no nos apegáramos a una forma concreta de ver o de tomarnos las cosas, podríamos soltar mucha carga y sufrimiento. Hoy, para abrir mi corazón, he repasado en mi mente, algunas personas con las que tengo un pensamiento de rechazo y las he acogido en mi corazón. Como si fueran mis grandes amig@s, mis hij@s amad@s o lo que más quisiera. He logrado sentir, porque ese era mi deseo, una gran conexión con ellas. Tod@s unid@s danzando y celebrando la fraternidad. Eso me ha llenado de gozo y de alegría, de alivio y consuelo, aligerando mi corazón. No me ha hecho falta llamar, ni ponerme en contacto físico ni virtual con estas personas. Lo he hecho en mi mente. Y lo haré muchas veces. Siempre que me dé cuenta de que me vuelven pensamientos de resentimiento con ellas, o que simplemente me siento mal y me permita hacerlo. Si no lo hago pronto, lo haré más tarde y si no lo hago no me castigaré por ello. 

Me gustaría decirte, que no tenemos que hacer nada. Todo es una opción y un conocimiento de que hay una opción que puede cambiar las cosas. No en las formas, ni en la forma que nuestro ego quisiera, pero sí en el contenido, en la mente. Y de una manera que funciona y que con la práctica se va integrando. 

Me gustaría decirte que somos intrínsecamente inocentes, aun cuando podamos pensar que no. Y con eso, entre otras cosas, quiero decirte que es igual lo que hagas, eres inocente igual. Pero si crees que eres culpable, siempre tendrás que pagar un precio por ello. El precio de una forma o de otra siempre será el sufrimiento. 

Me gustaría cuidar de ti, tal como me gustaría cuidar de todos, haciéndote un espacio en mi corazón. Sin que nadie se entere, solo en mi mente, en mi corazón. Yo sí que me enteraré, y mucho, muchísimo. Y tú en algún momento también, aunque no sepas lo que yo he hecho o he dejado de hacer. 

Me encantaría dejarte libre y dejar que hagas lo que prefieras en cada momento, aceptándote por igual suceda lo que suceda o parezca suceder. Me encantaría acabar de integrar bien en mi mente, en mi corazón, que solo cuando te libero puedo ser libre yo también. Y que solo cuando te amo y te perdono, puedo amarme y perdonarme a mí mismo también.